Es en la juventud donde se descubren por primera vez los
clásicos; no siempre son lo que nos imaginamos, en ocasiones nos pueden dejar
sorprendidos o desilusionados. Sin embargo, en la juventud el leer es
simplemente lectura, apreciada en la historia de la novela, pero no en todos
los detalles de la novela en sí.
El leer los clásicos en la juventud puede ser poco
provechoso por la típica impetuosidad juvenil; pero deja su marca discreta que,
al releer en la madurez, se nota con gran fuerza por haber ejercido esa
influencia tan particular. Es por eso que el autor afirma que la madurez es el
momento ideal de la vida para los clásicos nuevos y releídos. Ya que nos
permiten apreciar el contraste con la juventud y apreciar la obra en su
plenitud.
Ahora bien, el significado “real” de la obra clásica nunca
será equivalente a los comentarios, críticas, introducciones que de ella se
hacen y a las que estamos constantemente expuestos en la sociedad, debido a que
su significado no se puede encerrar ni explicar fidedignamente con palabras que
no sean las del autor en su obra original.
El verdadero clásico no es aquél que dicta l sociedad, sino
el elegido con el corazón y el alma de lector; ya sea con premeditación o por
un tropiezo accidental del destino. Porque los clásicos nos abren los ojos y la
mente ante conocimientos e intuiciones ya arraigados en nosotros y explican los
“por qué”. Sin embrago, no tiene que ser una lectura con paradigmas en sintonía
con los propios “no puede ser indiferente […]; sirve para definirte a ti mismo
en relación y quizá en contraste con él”
Pero ahora; ¿cuál es la importancia de “releer” los clásicos
y no de centrarnos únicamente en nuestro tiempo? Como dice el autor: el término
clásico no se refiere a su antigüedad sino al efecto de “resonancia” en la
cultura individual y colectiva. Los clásicos, no obstante, pierden su valor si
perdemos nuestro posicionamiento en la línea del tiempo; sin el concepto de la
actualidad es imposible apreciar adecuadamente su esencia.
A diferencia de lo que muchos creen, los clásicos no están
delimitados a una lista única y específica, más bien es particular y variable. Depende
de la incidencia que tenga, tuvo y pudiera llegar a tener en cada persona.
Hay muchas razones por las cuales leer los clásicos. Puede ser
por el simple placer de la lectura, para aprender o descubrir algo nuevo antes
de exhalar nuestro último aliento, para comprender la complejidad de nuestra
evolución como los seres humanos pensantes que somos; pero nunca bajo la idea
de que es una obligación o porque se cree popularmente que sirven para algo
(exceptuando a la escuela, quien nos ordenará sin lugar a réplica); ya que los
clásicos no son más que lectura obsoleta para aquellos que no están para apreciarlos.
Tamara Lugo Garza
En el siguiente link podrás encontrar el resumen del texto
original de talo Clavino: ¿Por qué leer los clásicos?
http://urbinavolant.com/archivos/literat/cal_clas.pdf